El Proceso

Relicario

 

    Mancha tras mancha, gesto tras gesto, el trabajo creativo se amalgama y da sus frutos. Lo visualizado como impronta de la muestra se consolida tempranamente. (Su carácter, la experiencia estética singular que nos trae, se define desde el principio del proceso creativo, funcionando como brújula, para sensorialmente mantener el rumbo a lo largo de la serie-viaje).

   Pinturas que tienen un par de años dan el puntapié inicial y luego proliferan en abundancia otras, imponiéndose con continuidades y algunas rupturas, bajo el paraguas conceptual que ya estaba en marcha.

    Las composiciones pictóricas son abonadas por el bagaje de retratos, bodegones deconstruidos, paisajes naturales, e interiores arquitectónicos, que perfilan las tradiciones del oficio , entrelazadas de un modo tremendamente personal . De esta manera, lo nuevo y singular toma forma, y queda frente a nuestros ojos, con un imaginario específico, que sin ser recargado es totalmente suficiente para la autora, para generar las variables y las capas de sentido que logra.

    Justamente, vemos el abordaje de lo temático y lo técnico, como aspectos que estructuran la presente muestra, y al mismo tiempo, quienes generan ineludibles desafíos que atravesó la realizadora, trabajando con continua autocrítica, apoyándose en documentación visual, en observaciones del natural, en diarios de sueños, en bitácoras de dibujos; atendiendo a la intensidad de la creación.